LA FORMACION, LA MEJOR INVERSION
En tiempos de crisis económica, cuando la bolsa resulta peligrosa, los fondos de inversión son intocables, los bancos no parecen seguros, la inversión inmobiliaria un riesgo inasumible, resulta que hay una inversión que no puede fallar, que es absolutamente segura, que nunca perderá valor, y que es rentable para todos: es la Formación.
La formación es la mejor inversión real, mejor que la bolsa, los fondos financieros o los metales nobles.
Es una inversión que aumenta el valor de la persona formada de su empresa y de su país y, lo más importante, jamás puede disminuir este valor, es la inversión más rentable y más segura tanto a corto como a largo plazo.
La formación en cualquier nivel y a cualquier edad resulta un bien intangible pero concreto, una persona formada en cualquier materia aumenta su consideración social, su autoestima y normalmente antes que después aumenta sus ingresos.
La formación es un valor añadido acumulativo, cada conocimiento adquirido sirve de apoyo a la siguiente formación, la potencia e incrementa el abanico de posibilidades vitales y recursos de la persona de la empresa o de la sociedad.
Uno de los efectos más importantes de la formación es el aumento de la empleabilidad, que es la facilidad que tiene una persona de encontrar ocupación, con un aumento del nivel de los ingresos por sus servicios
La formación una inversión para las empresas
Para superar la crísis de estos días, las empresas necesitan innovación, la cual implica más conocimiento y este una mayor necesidad de formación.
El conocimiento es hoy cada vez más importante, es un factor de producción que afecta a la competitividad de la empresa y de él depende su capacidad de innovar y esta es la condición para crecer en la economía del conocimiento.
Innovar es convertir el conocimiento en riqueza y el conocimiento se aporta y se transmite mediante la formación.
El conocimiento de sus empleados es el mayor capital de la empresa y está en cambio continuo.
La globalización de los mercados la eclosión de nuevas tecnologías exigen a las empresas una inversión continua en el recurso más importante con el que cuentan: su capital humano.
La formación motiva a los empleados y esta motivación asegura el éxito de la empresa contribuyendo a que las personas sean más competitivas y permite alcanzar los mayores proyectos empresariales.
Un buen plan de formación de los empleados mejora la imagen de marca y el prestigio de la empresa que resulta así más atractiva tanto para sus propios trabajadores como para los externos, y permite atraer y retener el talento que es clave para el éxito empresarial.
La formación de los empleados aumenta la calidad de servicios o productos, aumenta la productividad, mejora el trato, la satisfacción y la fidelización del cliente, aumenta la rentabilidad del empleado y del producto, mejora la fidelidad del empleado, mejorando y complementando su retribución, incrementa su polivalencia mejorando la flexibilidad y reduciendo gastos de absentismo.
El personal formado es mucho más eficaz en su trabajo
La empresa es más atractiva para los candidatos a incorporarse, pues éstos valoran muy positivamente la posibilidad de recibir formación continua.
Además el coste de la formación en la empresa es bajo y puede estar totalmente subvencionado.
La formación, una inversión para el trabajador
Una buena formación es un valor seguro para el trabajador.
El talento es el valor más escaso y más caro, quien lo posee consigue prestigion y un buen sueldo, además de otras ventajas tanto o más importantes, el talento se alimenta y se potencia con la formación.
Efectivamente, una buena formación permite conseguir el ahora denominado salario emocional que está constituido por un conjunto de ventajas laborales que permiten al trabajador mayor crecimiento profesional, y más calidad de vida, entre estas ventajas están la aceptación de sus decisiones, la flexibilidad horaria, la consideración profesional y la posibilidad de mejorar su formación
La formación mejora la empleabilidad del trabajador, mantiene un espíritu de avance, mejora su salario, aumenta su seguridad en el trabajo, su estabilidad en la empresa, mejora su imagen de persona positiva e inquieta.
También el trabajador autónomo debe ser consciente de que la formación le diferencia del resto y aporta un valor añadido a su actividad en un mercado muy competitivo.
La formación, la mejor inversión para el desempleado
El desempleado es uno de los elementos más sensibles y quizá el que mayor necesidad tiene de la formación en un periodo crítico de su vida.
Para recolocarse en el menor tiempo posible necesita buscar activamente, conocer qué es lo que pide el mercado, qué conocimientos son valorados en ese momento, qué competencias busca la empresa en el trabajador y formarse en esas competencias.
Particularmente en el desempleado, la formación mejora su empleabilidad, le permite relacionarse y aumentar sus contactos, sus redes sociales, contactar con personas de empresas con objetivos afines, actualizar, aumentar y mejorar su currículum.
Por otro lado un simple curso puede permitirle cambiar de sector de actividad a otro con más posibilidades de empleo y producir el milagro de conseguir una colocación que antes no encontraba, no olvidemos que en época de crisis hay sectores económicos en expansión.
Los estudios demuestran el aumento de la demanda de puestos especializados y el descenso en la oferta.
Para quien lo precise, un buen conocimiento de uno o dos idiomas y un buen nivel de utilización de las herramientas informáticas son un fuerte valor añadido para su curriculum.
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